Etiquetas

Archivo del blog

sábado, 3 de mayo de 2014

Capitulo 73


Lo único que tengo que hacer es no mirar atrás. Porque si lo hago no tengo garantía de no querer quedarme, de no preferir irme con Ethan a cualquier lugar lejos de esta guerra.

Sería tan fácil

Subo las escaleras blancas hacia el gran portalón de la mansión de Snow, en el momento justo me escondo tras una columna blanca cuando pasan corriendo una patrulla de rebeldes que se dirigen hacia la plaza. No quiero que nadie me vea, que nadie pueda interferir en lo que quiero hacer. No tengo ni idea tampoco de donde están Tobías y su hermano, les deje en la plaza, al menos eso es lo último que recuerdo.

Entro sin problemas, recuerdo la casa de todas las veces que me trajeron, obligada a… a vender mi cuerpo. Mientras ando descuelgo el hacha de mi espalda, con cuidado voy vigilando si tengo compañía. Aunque por el momento no se ve a nadie.

Tengo una hipótesis de donde puede estar, en su despacho. Allí siempre se encontraba cuando yo venía, recuerdo también las rosas blancas que tenia decorándolo. El despacho y toda la casa.

Qué extraña obsesión por las rosas blancas.

Sé que he acertado cuando doblo el pasillo y veo a los cinco agentes de la paz, con sus uniformes blancos y armados, escoltando la puerta del despacho. Dos de ellos tiene una pistola en las manos, en cambio los tres restantes no tienen nada entre manos excepto uno de ellos que tiene una porra con la que juega distraídamente.

¡Maravilloso! Una contra cinco, y solo armada con un hacha, un cuchillo y un arma la cual no se apenas disparar bien.

Necesito un plan…quizás si…no no sería una estupidez…pero… he hecho muchas cosas estúpidas en los últimos años y aun sigo viva.

Vuelvo hacia atrás, pero ahora subo un piso más, y me coloco más o menos encima de los agentes de la paz. Mi única oportunidad es separarlos, si no, no podre colarme en la habitación de Snow.
Pienso…un ruido no me serviría de mucho porque ya han estallado bombas fuera y no se han inmutado, ¿Qué puedo utilizar que yo sepa? Soy una de las pocas vencedoras de los juegos del hambre viva, debería ser capaz de hacer esto, siempre he sido capaz de ser yo misma sin importar lo que le puedan hacer a mis seres queridos… ¡ESO ES! ¿COMO HE PODIDO SER TAN TONTA?

¿Cuál era la debilidad de todo vencedor? ¿Cómo se tiene a un población entera comiendo de tu mano sin rebeliones? ¿Qué era Snow capaz de hacer por el poder?
Eso es, el amenazaba a tus seres queridos. Yo misma viví eso, al menos los primeros años, ya cuando me quede sin nadie a quien proteger todo me fue importando una mierda.

Y ahora lo más importante… ¿A quién quiere Snow? ¡A su nieta! Su adorable nieta, la famosa nieta de Snow ¿Quién no la conoce si suele salir mucho en la tele con su abuelito?
Agarro fuertemente el arma, y me escondo detrás de un mueble. Desde aquí puedo disparar perfectamente y es difícil de verme. Ahora simplemente cojo aire

-¡Abuuuuuelo! ¿Dónde estás? – chillo con voz muy aguda, haciendo memoria para imitar la de la niña famosa de la tele.- ¡Socorro! ¡Ayuda!

Oigo al menos un par de personas que suben corriendo por las escaleras. Y el primer agente de la paz se me pone a tiro. 3…2…1…disparo y muerto. El segundo se gira hacia los lados confuso y algo asustado. A este simplemente le disparo y cae al suelo segundos después soltando el arma y agarrándose el costado.
Espero un minuto pero nadie más aparece. Salgo de todas formas lentamente de mi escondite, los dos agentes de la paz que se encuentran en el suelo ya no son blancos, sino ahora más rojos que blancos, eran los que llevaban las pistolas. Han venido los que suponía.

Bajo, y sin que me vean los tres restantes saco el hacha, apunto al que tiene la porra y le acierto de lleno en la cabeza. El sonido es espantoso, y hace que uno de los agentes de la paz que quedan chille como una cría de cerdo.
Ahora sí que salgo de la sombra.

-Hola- digo- Hagamos esto mucho más sencillo ¿queréis? Vosotros os vais sin avisar a nadie y yo no os mato ¿Qué me decís?

Los agentes de Paz suelen proceder de los distritos profesionales, ya que desde niños los entrenan para que ganen los juegos, como si participar fuera todo un honor y la victoria colmaría de gozo a la familia. El caso es que cuando son mayores algunos van a trabajar como Agentes de paz.

Habrán sido criados por una panda de hipócritas, pero… hay que reconocerles que son profesionales en su trabajo. Los dos se lanzan sin pensárselo contra mí. Al primero lo esquivo con facilidad echándome a un lado, al segundo ya me cuesta un poco pero consigo evadirlo al agacharme, mi objetivo es conseguir recuperar mi hacha. Y lo hago, en el mismo momento que uno de ellos me coge por la cintura y me levanta en volandas, mi oportunidad se ve clava cuando se despista seguro de su victoria y le clavo el hacha justo en el costado, eignn eso tuvo que dolor, por el sonido se han roto varias costillas, y no me refiero solo a sus gritos.

Me suelta mientras grita y el otro se lanza hacia mí, derribándome, los dos nos levantamos y nos quedamos mirando fijamente. No sé si es una chica o un chico porque lleva casco.
La primera en atacar soy yo, intentando que el hacha le dé en la cabeza pero lo esquiva ágilmente.  Me da una patada que me desequilibra un segundo, pero consigo ponerme de nuevo bien. En un segundo vuelvo a atacar pero ahora mi intención no es herir sino quitar, y consigo quitarle el casco, revelándome que se trata de una chica con el pelo rubio recogido en una larga coleta, tiene un corte en el labio y esta respirando agitadamente.

-Te lo repito una vez más- le digo- Vete, aprovéchate.

-No puedo- contesta, y se lanza encima de mí, aunque el hacha se pone entre las dos y se queda ahí, clavada en el pecho de la chica cuya mirada se pierde en segundos.

Sigo armada con el cuchillo, y me vuelvo para entrar en la sala. Ya esta, lo conseguí y solo tengo algún moratón y…ai quizás una costilla rota. Solo estoy moviendo el pomo de la puerta cuando algo me da
-PIUNG!-suena un arma al disparar.

Caigo al suelo y miro a quien me ha disparado, es un chico, bueno un agente de la paz que se ha quitado el casco y que aún mantiene una mano en su costado que parece que no deja de sangrar. Es al segundo que dispare arriba…

Se acerca cojeando, aun apuntándome como si fuera a rematarme, se va acercando y justo cuando se coloca de cuclillas, agarro la daga que tenía en la bota y en un solo movimiento le corto la garganta. Llenándome de sangre, entera.

-Buenas noches- susurro, no se a quien. ¿A ellos o a mi misma? Quizás sea lo mejor, como si la vida hubiera sido solo un mal sueño. A lo mejor al despertar estoy mejor o quizás me muera, al final. Después de tanto dolor, solo me apetece dormir.


Dormir para siempre. 

3 comentarios:

  1. ¡Hola Celia!
    No sé si te acuerdes de mi, pero déjame decirte que yo si de ti y más que por nuestros apellidos, por la historia tan asombrosa que tienes, por la que precisamente te he nominado a mis propios premios. Pasa aquí por tu premio: http://bouofbrodreamshistories.blogspot.com/2014/05/premio-maravillas-en-el-pais-de-las.html#more

    ¡Dos besos!
    Sigue escribiendo, no me dejes con la intriga. C;

    ResponderEliminar
  2. hoooooooooooooooooooooooooooooooola!
    Claro que me acuerdo de ti :)
    Muchisimas gracias, como vez apenas miro esto porque estoy preparandome para selectividad, pero no te preocupes cuando acabe lo miro. Y muchisimas gracias:)))

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja que bien que te acuerdes de mi. Y te comprendo con lo de la selectividad, que tengas la mejor de las suertes, espero que te vaya muy pero que muuy bien. Y de nada, tu eres la escritora, yo sólo una humilde lectora que aprecia eso.

      Eliminar